jueves, 2 de mayo de 2013

OTRA VEZ EN LO OSCURO




A veces, en la turbia
galería del sueño, encendía la luz
y me quedaba oyendo los ruidos
de la noche: el rumor
de la ronda, el gotear
del grifo, la doméstica
respiración y como un vago
acicate de vida
en la madera.
Trascendía
la casa a los durmientes
y todo era un recluso
depósito de miedo entre las sábanas.
Pedía de beber por no sentirme
solo, quizá por parecerme
al acecho de alguien,
porque el roce de un cuerpo
me desvelara de vivir.

Y otra vez en lo oscuro iba
rastreando los pasos
de la calle, respiraba
el agrio aroma a cuero
del calzado reciente,
la sinuosa urdimbre del almagre,
el impávido vaho del tragaluz.
Dormía
vigilando las sombras,
la sucesión de gérmenes del sueño,
entumeciéndome de fe, como esperando
desde el rincón de reo de mi infancia
que fuese libre para despertar.


CABALLERO BONALD, Somos el tiempo que nos queda. Pág. 202.