martes, 29 de noviembre de 2011

DIOS EN LA PIEDRA


Cuando mis manos tocan
la roca dura y ciega
te siento en mí, Señor,
toco tu permanencia
y ya no dudo más
de que en el mundo seas.

Más que palpar, me mojo
la mano en una brecha
de tu carne, en tu fría
presencia, verdadera ...

Pero ¿te tengo, Dios?
¿Eres sólo materia?
¿Será tu cuerpo eterno
esta lívida piedra? ...

Ha llegado un temblor
sin luz, como la niebla.
Siento que vibra. Hondas
ráfagas me golpean ...

¡El tiempo!... Es lo que late,
rompe la permanencia
y todo se encamina
a su forma perfecta.

Señor: ahora te toco,
te toco, sí. Me quemas

José Luis Hidalgo, Los muertos