domingo, 23 de octubre de 2011

OSCURO OBOE DE BRUMA, CÓMO SEPULTA EL MAR

Oscuro oboe de bruma, cómo sepulta el mar
tu solemne sonido que despierta a los muertos.
Aquí, en esta ladera que cubre el olivar,
sangre y labio repiten musicales conciertos.
La ladera y sus soles que maduran los vinos,
la tensión del azul volcado de los cielos,
armonía y vacío en espacios divinos,
horror al más allá tras las costas de Delos.
Perdición, extravío de las horas oscuras
del corazón que sueña, en la luz, otros mundos,
mientras la boca va desgranando las puras
notas de arte mortal en los hondos, inmundos
socavones del mal. Pues ¿por qué se da guerra
junto al amor y por qué la voz de la ebriedad
y el dolor infinito van girando en la tierra?
Un año más se funden misterio y soledad.
Y, sin embargo, tú, estrella de la tarde,
ves llegar el final, los bordes del ocaso.
¿Qué secretos oculta este cosmos que arde
en la muerte y qué nos reserva el ocaso?
Mas, en el hondo instante, la música revela
la inmensidad del orbe, la dimensión del ser.

Un aroma de azahar la angustia nos desvela.
Horror y sed de dioses tras otro atardecer.
Oscuro oboe de bruma, entreabre las venas
del mundo en esta paz y arrasa  la Historia.
Vida y muerte se acercan como olas serenas
al corazón que ahuyenta, soñando, la memoria.

Antonio Colinas. Noche más allá de la noche.